lunes, 9 de noviembre de 2009

Borges/Sabato

Borges: ... ¿Pero qué música le interesa a la juventud hoy?
Sabato: La música rock.
Borges: ¿El estruendo, el ruido?
Sabato: No seamos injustos. Sé que a usted, en general, no le interesa la música. Pero los Beatles son grandes músicos.
Borges: Creo que sí. Mi sobrino me dijo una vez: Vas a oír un disco. ¿Qué es? le pregunté. No voy a decírtelo, me contestó. Puso el disco, lo oí y quedé muy enternecido. Eran los Beatles. Si hubiera sabido de ante mano me hubiera puesto en guardia. Que es lo que me pasó con los blues, que yo pensé que no me gustaban. Un día, Ulises Petit de Murat me hizo escuchar Saint-Louis Blues. Cuando concluyó yo tenía los ojos llenos de lágrimas. "Eso es lo que vos no querías oír", me dijo.
Sabato: Sí, es conmovedor.

Esta charla tuvo lugar en un bar de Maipú y Córdoba, el 21 de diciembre de 1974. Figura en el libro "Diálogos Borges/Sabato".

martes, 27 de octubre de 2009

El Fenómeno Beatles


Incansables veces escuché hablar del “fenómeno Beatles”, pero ¿qué es? ¿Es algo que el pensamiento fácil usa para clasificar en su visión acotada del universo a un artista? No lo creo… es decir, es posible, pero mucha gente inteligente usa esa frase que no me disgusta en absoluto. Si alguien inteligente, alguien que intenta hablar correctamente, nombra este fenómeno, podemos asumir que – por lo menos – existe. Y sí, los Beatles fueron un fenómeno; tratemos de definirlo. Tomo de la discoteca el Please Please Me (1963) y leo la lista de canciones. Catorce obras que no terminan de satisfacer. (Esto no es un agravio; muchos buenos libros tienen pasajes o capítulos enteros que nos son insatisfactorios. Si dudan pueden consultar la Divina Comedia, es uno de mis libros predilectos y nada me cuesta reconocer que su mejor parte está en el Infierno, el Paraíso deja al lector esperando más). Canciones, decía, que no sobresalen en la discografía de los Beatles. Al disco lo salvan “Misery”, “There’s a Place”, “Anna (Go to him)”; soportamos “Love me do” por simpatía; y (la ya inaguantable para muchos argentinos) “Twist and Shout” nos deja un gusto amargo que empaña las canciones que lo preceden. Para poder entender mejor tomo ahora Rubber Soul (1965), repleto de canciones no sólo hermosas, sino exquicitamente complejas (alguna vez hablaremos de complejidad y belleza, siendo una la otra). Pienso en “Norwegian Wood”, en “Nowhere Man”, en “In My Life”; algunas de las cansiones más delicadamente compuestas de la historia del rock, y de la música toda. Increíbles cachos de arte que hacen del mundo un lugar mejor, que dan un juicio sobre la condición humana, que nos han hecho llorar o sonreir, dichosos.

Comprendo, al pensar en esto, que los Beatles han escrito obras muy dispares, y que ahí está la clave para entender el Fenómeno. Pudieron ser un grupo exitosísimo, popular, con canciones pegadizas y hasta baratas. Y lo fueron. Pero, a la vez (y esto es lo importante), fueron un grupo de músicos serios, complejos y geniales, superiores a cualquiera de sus alumnos o maestros.

Podría recorrer casi cualquier disco y advertir esto (exceptuando quizá Sgt. Pepper y Abbey Road). Muchos consideran el White Album (1968) como el mejor disco del grupo, siendo éste el más cabal ejemplo de lo antedicho. Pero aquí tengo el Rubber Soul y no necesito buscar otro para dar un buen ejemplo: entre “Michelle” y “Girl” (dos de sus canciones más hermosas), está “What Goes On”, que podría pertenecer a Please Please Me.

Es muy difícil escribir sobre este tema, porque nos obliga a señalar algunos tropiezos o distracciones en la obra de artistas que amamos. Pero comprender nos ayuda al mejor apreciamiento del arte. Además sabemos que los poetas deben ser juzgados por sus mejores versos. Lo que quedará de los Beatles es lo mejor. Y no en las muchachas que gritaban y se desmallaban en sus primeros conciertos y que se alejaron de ellos con Sgt. Pepper, sino en los que descubrieron en él una obra capital de la música universal.

Impertinentemente,

Ezequiel Santos Días